Jornada Mundial de Lucha contra la Explotación Sexual



Cada segundo aproximadamente 8 mujeres y niñas son atrapadas por redes criminales internacionales de explotación y tráfico sexual que las convierten en verdaderas esclavas despojadas de sus derechos humanos más elementales como la libertad, la dignidad, la opción de vivir donde ellas elijan, y el control del propio cuerpo. Este fenómeno trasciende un país o región en particular, puesto que se ha extendido en todo el mundo en las últimas décadas, aunque sin duda hay sectores más vulnerables. Este es el caso del sudeste asiático, Europa oriental y algunos países latinoamericanos y caribeños, que se constituyen en países de origen de las mujeres traficadas, quienes llegan a países de destino, usualmente del primer mundo.
En este sentido, la Organización Mundial del Trabajo, OIT, estima que casi un millón de personas son traficadas anualmente con la finalidad de explotación sexual, siendo la mayoría –un 98%– mujeres y niñas, aunque también los hombres y los niños pueden ser objeto de tráfico sexual. En los últimos años esta industria criminal ha crecido en forma significativa, en coincidencia con una serie de fenómenos sociales, económicos y políticos vinculados a la globalización neoliberal. De hecho, las condiciones críticas de las economías nacionales han determinado el incremento de la pobreza extrema, del desempleo, de los flujos migratorios, de la violencia y la exclusión, a lo que se agregan los conflictos bélicos que empujan al desplazamiento forzado de personas. Todo esto determina que mujeres y hombres buscan desesperadamente opciones laborales, cayendo, en muchos casos, en las manos de los explotadores que ofrecen oportunidades que disfrazan la naturaleza real del trabajo esclavo que deberán desempeñar.
Es así como las víctimas de tráfico son vendidas y compradas como mercaderías u objetos sexuales, con pocas posibilidades de escapar de sus captores, y a menudo son trasladadas de un continente a otro, entre países, y al interior de los países, siendo forzadas a prostituirse por medio de la violencia extrema y el terror. Se les confisca, además, toda su documentación, lo que se utiliza para ganar el control total de su autonomía. Esto tiene un alto costo en términos de salud mental y física, puesto que las víctimas están expuestas al contagio de infecciones de transmisión sexual, abortos forzados, conductas adictivas, distintas formas de violencia física, psíquica y moral, incluyendo el riesgo de ser torturadas y asesinadas, o de cometer suicidio.
Esto se ha transformado en una industria criminal altamente beneficiosa en términos del dinero que genera, pues solo se ubica detrás de las millonarias redes del tráfico de armas y de drogas en cuanto a ganancias. Sin embargo, las mujeres y niñas explotadas rara vez reciben alguna recompensa monetaria, a pesar de que a menudo llegan a esta situación en su desesperada búsqueda de recursos para subsistir. Efectivamente, cada año el tráfico de personas para explotación sexual significa entre 7 mil y 12 mil millones de dólares por la venta “inicial” de personas. Pero una vez que llegan al país de destino y comienzan a ser explotadas, la industria obtiene 32 mil millones de dólares adicionales al año, de acuerdo a la OIT.


Compromiso mundial

Para dimensionar y hacer visible esta situación y compartir experiencias nacionales de enfrentamiento de los crímenes de trata de personas, se realizará el 4 de marzo de 2009, en París, Francia, una Jornada Mundial de Lucha contra la Explotación Sexual, organizada por el Groupe International de Paroles de Femmes, GIPF, organización que vincula a 350 asociaciones y organizaciones no gubernamentales de 94 países. Asistirán representantes de Argentina, Azerbaïdjan, Bélgica, Brasil, Burkina Faso, Burundi, Camerún, Chile, Costa de Marfil, España, Francia, Guinea, Honduras, Kenya, Mali, Nepal, Níger, República Democrática del Congo, El Salvador, Senegal y Togo. De hecho el 4 de marzo se conmemora el Día Mundial contra la Explotación Sexual, el que será destacado en esta primera jornada como una fecha emblemática. El temario a abordar incluye el análisis de las diferentes formas de explotación sexual (trata de seres humanos con fines de prostitución, de pornografía y de turismo sexual), los vínculos entre trata y prostitución y el rol del cliente, la esclavitud sexual, las consecuencias médicas y psicológicas para las víctimas, las formas de coerción y reclutamiento de las redes mafiosas, y el rol de la policía en la lucha contra el tráfico sexual.
Asimismo, se examinarán los contenidos de las convenciones internacionales que se refieren a estos delitos. Considerando la extensión de estos delitos, se ha enfatizado la necesidad de establecer acciones colaborativas y promover políticas internacionales de lucha contra el tráfico de seres humanos con fines de explotación sexual, empeño en el cual los Estados deben abocarse con decisión. Como una mayor aspiración, se espera avanzar en la creación de un órgano internacional independiente para centralizar información, realizar observación, vigilancia y control de lo que ocurre en distintos países.
Télia Negrão, Secretaria Ejecutiva de la Rede Nacional Feminista de Saúde, Direitos Sexuais e Direitos Reprodutivos de Brasil, y consejera directiva de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, ha enfatizado el interés que esta cita internacional tiene para la región latinoamericana y caribeña, destacando especialmente el impacto del tráfico de mujeres y niñas en el territorio brasileño, uno de los países más afectados en la región por las redes internacionales criminales. Efectivamente, en Brasil, el tráfico para fines sexuales es predominantemente de mujeres y adolescentes, en un alto porcentaje afrodescendientes, cuyas edades van desde los 15 a los 25 años, y cuyas condiciones socioeconómicas y familiares críticas las colocan en mayor riesgo para la acción de los explotadores.
Es por ello que la Rede Feminista se suma a este esfuerzo global para informar y visibilizar la explotación sexual como una violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas, compromiso que ya expresó desde hace algunos años como parte de sus principios institucionales. Es así como la Rede defiende como principio ético político “El reconocimiento de los actos de violencia sexual, racial, doméstica y otros, como una violación a los derechos humanos” (Estatutos, Artículo 2º, III), por lo cual sostiene que el Estado brasileño tiene el deber de actuar efectivamente para abolir la acción de los explotadores.
Algunas precisiones
Para profundizar en las características de este problema, incluimos a continuación algunos contenidos del sitio web de GIPF donde esta organización define la trata de personas: La explotación sexual es “todo abuso de posición de vulnerabilidad, de poder, o de confianza con fines sexuales; esto comprende el aprovechamiento económico, social, o político de la explotación sexual de otra persona”. Se entiende por ese término la coerción y la manipulación ejercidos por una persona la cual posee cierto poder y puede dar una asistencia a cambio de actos sexuales.
La trata de seres humanos es el hecho de someter a una persona a un poder real e ilegal de otras personas, las cuales usan la violencia o amenazas por medio de la autoridad u otras maniobras en vista de conseguir explotar sexualmente para la prostitución u otro tipo de explotación y violencias sexuales. Como una verdadera “empresa”, el tráfico de mujeres se lleva a cabo por medio de una red organizada extremadamente difícil de desmantelar.
La lacra de la explotación sexual es la tercera actividad ilegal dentro de las más lucrativas, después del tráfico de armas y de drogas. La trata constituye una verdadera violación de los derechos fundamentales y de la integridad de todas las personas a las cuales afecta y constituye una forma moderna de esclavitud.
El turismo sexual es también una forma de trata, objetivo de explotación sexual. Se entiende por este término el desplazamiento hacia las regiones más pobres y vulnerables del mundo las cuales son aprovechadas por turistas procedentes de países más ricos y cuya intención es, sobretodo, realizar un viaje para el encuentro sexual con mujeres y menores. Pero el turismo sexual está subordinado al turismo tradicional, pues hay sociedades-agencias que proponen abiertamente vacaciones en los países en los cuales la industria del sexo proporciona inquietantes sumas de dinero. Cada año un 10% de turistas elige un destino en función de las oportunidades de turismo sexual (En 2007, entre 898 millones de turistas que se movilizaron en todo el mundo, 89 millones realizaron el viaje únicamente con el fin de practicar sexo durante sus vacaciones).
El turismo sexual es cada vez más responsable de la prostitución infantil en el mundo. Mayores informaciones:
Para acceder a más antecedentes sobre el trabajo de CIPF y acerca de la jornada mundial, acudir a:
http://www.ong-gipf.com/index.php?page=globalpage&id_article=9&id_lang=2
Para acceder a mayor información sobre la situación en Brasil sobre explotación sexual, acudir a: Dossiê – Violência de Gênero Contra Meninas. Violência doméstica ou intrafamiliar; exploração sexual e comercial; violência institucional por ação ou omissão.
http://www.redesaude.org.br/dossies.htm/
Fuente: RSMLAC

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