Romper las cadenas de dolor generacional.
Es tiempo de hacer visibles las pautas repetitivas de sufrimiento que se heredaron de nuestras familias. Romper los ciclos de dolor es posible por medio de nombrar, confrontar, romper silencios, renunciar y honrar la existencia del traumatismo intergeneracional. Nuestra familia es nuestro origen, pero no necesariamente nuestro destino.
La “transmisión intergeneracional del trauma” se refiere a un proceso por el cual la vivencia traumática de los padres está actualmente afectando negativamente a sus hijos al interferir con su desarrollo socioemocional y su salud mental óptima.
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